Debido al poder epistemológico del Norte Global, las narrativas dominantes sobre la "transición justa" se derivan de un punto de vista eurocéntrico. Para evitar esta cooptación, es necesario incorporar una perspectiva más amplia y global. Dado que es necesario contextualizar las vías de la "transición justa", concluimos que existen y deben existir múltiples definiciones que actúen no sólo en paralelo, sino que se cruzan entre sí. Para lograr esto, un primer paso es reconocer la "transición justa" como un concepto orgánico y, por tanto, dinámico que incluye más que la transición energética. La tendencia ha sido reducir el concepto sólo a ella pues, por un lado, los combustibles fósiles son cruciales para el suministro energético nacional e incluso para financiar la transición energética en muchos países del Sur Global y, por tanto, están fuertemente ligados a la idea de "desarrollo". Por otro, los minerales críticos adquieren cada vez más importancia (geo)estratégica para la transición energética en las transiciones energéticas del Norte Global. Sin embargo, es necesario entender la transición como proyectos sociopolíticos más amplios que superan los debates sobre el cambio tecnológico e incluso la sabiduría convencional sobre la política medioambiental.